"El que mucho abarca, poco aprieta". El refranero español me sirve para explicar el dilema en el que me encuentro. Tengo 44 días para recorrer el sudeste asiático. Puede parecer mucho tiempo pero a mi no me lo parece, me explico. Durante este mes y medio, queremos recorrer Laos, Camboya, Vietnam y Tailandia. Sin embargo, no quiero convertir este viaje en una carrera contrareloj. Quiero tomarme mi tiempo, disfrutar de los lugares, sobre todo las aldeas pequeñas donde poder alejarnos un poco del caos de las grandes urbes como Bangkok, Ho Chi Minh o Hanoi. Tener tiempo para poder conocer a las tribus de las montañas (como los hmong negros) y dejar de correr, correr y correr como hago en Occidente. De hecho, uno de los mayores retos de este viaje va a ser el de disfrutar de la vida rural sin hacer nada.
Sin embargo, esta idílica filosofía de viaje quiere decir que debo renunciar a un país, y seguramente tendrá que ser Laos. Por lo visto, se trata de una de las grandes maravillas del sudeste asiático (a pesar de que posee el triste record de ser el país más bombardeado del mundo). Supongo que cambiaré 44 veces de opinión antes de hacer este viaje, y al final, haré lo contrario a lo que tenía previsto. Tengo la fortuna de poder elegir, ya que al ir por nuestra cuenta, nosotros elegimos el itinerario, para bien y para mal.
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