Y un buen día, Don Nestor Carlos partió hacia la avetura. Compañeros; la consigna es modernizar el PJ, reconstruirlo, y convertirlo en el gran partido de centroizquierda de la Argentina, afiliado a la Internacional Socialista con el PSOE, el Laborismo y el PS francés.
Lanzado a construir el nuevo partido de centroizquierda, el nuevo presidente de ese partido que todavía no ha votado, convocó a volver a Lavagna y a otros representantes de las fuerzas vivas de la izquierda vernácula, como los son los intendentes del conurbano, Gildo Insfran o Carlos Reutemann, así como prometió dar lugar en el PJ a los sindicalistas modernos y progresistas de la CGT.
Mientras tanto, embarcados también como estamos en el progresismo de izquierdas, el gobierno decidio sancionar una ley antiterrorista que poco para envidiar tiene a las de los países del Norte gobernados por Republicanos. Confirmó también la continuidad de sus políticas petrolera y minera, alentó los topes salariales como receta de combate a la inflación y la brillante idea de hacer a un grupete de empresarios patagónicos que solo invierten en sectores ultrarrentables de la economía, como el petróleo privado, los casinos y los bancos que pagan los suldos de las administraciones provinciales.
Así, clásico y moderno, se construye el PJ que K pondrá a garantizar el orden.
Ese parece que será el partido progresista que supimos conseguir.
Latinoamérica, agradecida, verá con sus hermosos ojos como, si lo admiten, se suma el partido de Gobierno a la Internacional Socialista al lado del PRI mexicano, el aprismo de Alan García y los progresistas de la AD venezolana.
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